sábado, 23 de marzo de 2013

El futuro de la educación: igualdad de acceso


Todos coinciden en que el origen de la mayoría de los problemas es la educación. La educación, a su vez, se enfrenta a varios inconvenientes: presupuesto, distribución geográfica, nivelación, entre otros. El mayor de los problemas, a mi juicio, es la imposibilidad de acceso equitativo.

Pensemos en escuelas rurales, con 40 o 50 chicos de todas las edades, distribuidos en un par de aulas, con un solo maestro. Es claro que esos chicos no tienen la misma posibilidad de aprender que en la ciudad donde están, aunque sea, divididos en cursos por edades. Los maestros rurales hacen lo mejor que pueden, sin embargo están lejos de darle la misma posibilidad educativa y, por lo tanto, de progreso que a los chicos de escuelas en centros urbanos. Vayamos un poco más allá. Inclusive pensando en escuelas bien formadas, divididas en cursos como los que conocemos en las ciudades, ¿quién valida que el trabajo de los maestros sea el correcto o que todos los chicos tengan el mismo programa?

Está en boga el término “democratizar”. Bien, propongo democratizar la educación. Suena utópico, pero hoy la tecnología se pone a nuestro servicio y es totalmente factible con bajo presupuesto. Se necesita sólo una computadora por alumno y una conexión a Internet. En lo primero están trabajando los gobiernos a todos los niveles - desde el nacional los municipales -, lo segundo se soluciona con bajo presupuesto, a través de enlaces satelitales en lugares remotos o por cable si llega. Una vez desplegada la infraestructura hay que aplicar el verdadero cambio: aulas virtuales. Las aulas virtuales podrían generar cursos por edades, capacidades, intereses, especialidades, o cualquier otra división conveniente, para todos los chicos del país. 

Un aula virtual podría estar integrada por cinco chicos del Chaco, cuatro de Salta, seis de Tierra del Fuego y dos de Buenos Aires, todos conectados con su maestro que puede estar físicamente en cualquier otro lado del país (o del mundo). El rol de los actuales maestros rurales sería de apoyo, contención y disciplina, que es básicamente en lo que dedican la mayor parte de su tiempo.

Este sistema presenta varias ventajas. La obvia es el acceso, pero se pueden nombrar otras como el control, asegurándonos que no se desvíen los contenidos programáticos inculcando temáticas que no corresponden al ámbito educativo (e.g. la Campora en las escuelas); la especialización, pensando en un segundo paso donde cada chico tendrá su aula virtual no sólo en virtud de su edad y estado madurativo, sino también en virtud a sus potencialidades y gustos; la universalidad, pensando en un futuro con escuelas de este estilo a nivel mundial, como ya se puede ver en algunos institutos prestigiosos que están abriéndose a los MOOC (Massive Online Open Course – Cursos masivos abiertos online).

En resumen, el principio es muy simple: una computadora, una conexión a la Internet, y un cambio de mentalidad respecto a la educación. Esto podría presentar un impacto enorme en la próxima generación. Todos tendrían el mismo poder de acceso a la educación, abriendo un abanico de posibilidades mucho mayor al actual. La inversión es marginal y el beneficio incalculable. ¿Algún gobierno estará dispuesto a educar a las nuevas generaciones así?

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

viernes, 25 de enero de 2013


Minar el espacio, como en el Rebellion

Uno de mis juegos de PC preferidos era (y es) el Rebellion. Para explicarlo rápido, es un juego basado en la historia de Star Wars donde uno elige uno de los dos bandos y tiene que conquistar el universo a través del desarrollo de tecnologías, la minería de recursos y algunas otras cosas que le ponen onda al juego. Uno de los puntos críticos de este juego, como casi todos los de estrategia, es la minería de recursos. Hay que ir tomando planetas y sus lunas para extraer los materiales de modo de poder desarrollar la economía del imperio.

Este juego del año 1998, que pretendía introducirnos en un mundo imaginario , no hacía ni más ni menos que prepararnos para el futuro (a pesar del “A long time ago…” de Star Wars). Hace ya cerca de un año que vengo escuchando la idea de minar asteroides para extraer metales. La idea es simple: acá, en la roca que vivimos, algunos metales son escasos mientras que todo el tiempo pasan cientos de asteroides cerca de nuestro planeta cargados de minerales. ¿Por qué no hacer naves con robots mineros que extraigan esos metales y los descarguen en la Tierra? Claro! ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?! ROBOTS MINEROS QUE VAN HASTA ASTEROIDES Y SACAN SUS METALES, straighforward. O.o

Suena fácil, pero hay un par de cosas que hay que ver antes que esto sea realidad. Por un lado, las naves espaciales tienen que ser más baratas. El espacio exterior debe ser más accesible para que los costos de la minería cierren. En función de esto hay varias empresas trabajando, desde Made in Space (Empersa de Singularity University) que está desarrollando impresoras 3D que funcionan en gravedad cero para poder producir piezas en el espacio hasta Planetary Resources  que desarrolla sistemas orientados justamente a la explotación de metales en el espacio.

Otro punto que debe pensarse es el desarrollo en sí de los robots de minería. Poder identificar el asteroide correcto, alcanzarlo con una nave, aterrizar, minarlo (en gravedad cero) y hacer que todo eso vuelva a la Tierra, parece un tema complejo. Empresas como Planetary Resources y Deep SpaceIndustries, están trabajando en algunas ideas que piensan probar en el futuro próximo.

Más allá de los problemas técnicos mencionados, existen dos problemas más que, a mi parecer, son más complejos: el ecológico y el social. Estos dos temas no son tratados en ninguna de las notas que publican en las secciones de divulgación científica de los diarios y me parece importante tenerlos en cuenta.

Parece que todo estuviera preparado para que transformemos los elementos que encontramos en nuestro planeta en otras cosas y no que AGREGUEMOS elementos. ¿El planeta puede soportar que agreguemos agua, oro, hierro o titanio? Si puede, ¿Cuánto? ¿Hay un límite aunque sea teórico? Por otro lado, viendo la parte buena, podríamos decir que no habrá más necesidad de minería a cielo abierto junto a la necesidad de usar contaminantes acá ya que podríamos separar los materiales en el espacio.

El último gran problema es la democratización del espacio. ¿Qué impacto social puede tener la minería espacial? Está claro que en el corto/mediano plazo sólo unos pocos países podrán acceder a ese recurso. Esto, ¿aumentará la brecha entre países? ¿De quién son los asteroides? Si dos países deciden minar un asteroide, ¿Cómo se lo disputarán?

Si bien está claro que esto no pasará mañana ni pasado, pasará en el corto plazo. Antes del 2020 es altamente probable que ya, como raza humana, hayamos hecho alguna prueba seria sobre el tema. Hay mucho que ver y pensar al respecto, pero vayámonos haciendo la idea que la mayoría de nosotros, en algún momento, consumirá productos Made in Space. 

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

Algunos videos al respecto:




miércoles, 9 de enero de 2013


Impacto social positivo como manera de hacer negocios

Kevin Lomax: Are we negotiating?
John Milton: Always.
(Devil's Advocate)

La oportunidad de negocio más grande es la que mayor impacto positivo tenga en la sociedad. Cambiar el mundo para mejor es, a fin de cuentas, la empresa más rentable que podamos pensar. Los grandes cambios sociales llegan, usualmente, de la mano de la tecnología, usando el significado más amplio de la palabra “tecnología”. La rueda, el fuego, la prensa, la penicilina, la computadora o los teléfonos celulares son ejemplos de tecnologías que hicieron que la humanidad alcance un nivel superior de evolución.

Todas ellas, según el momento en el que se dieron, generaron – y todavía generan – grandes industrias. A pesar del pesimismo que muchos tienen sobre la influencia negativa de los negocios en el desarrollo humano, la realidad es que, a la larga, si generan impacto social positivo se pueden lograr mejores márgenes de ganancia. Los Mr. Burns no son los que triunfan hoy en día. Para ser claro, es más rentable mejorar la calidad de una semilla para que produzca más y mejor calidad de alimentos que vender a mayor precio un alimento escaso. Yendo más allá con el ejemplo, si producimos mejor calidad de alimentos a menor precio, tendremos un mercado potencial más grande para nuestro próximo emprendimiento, generando un círculo virtuoso. Podríamos pensar entonces que no hay negocio sin progreso, no hay progreso sin negocio.

Este concepto, que si lo analizamos un poco no es ni más ni menos que la propuesta original del verdadero capitalismo, desde hace ya unos cuantos años se está difundiendo desde Silicon Valley hacia el mundo con una velocidad notable; y no es casual que haya sido retomado en la cuna de las industrias exponenciales. La manera de generar masividad y, de manera análoga, fuerte impacto social positivo es a través de este tipo de industrias. Inclusive, en Estados Unidos se creó un nuevo tipo societario para las  empresas que trabajan con esta visión llamado “B Corporations” (http://www.bcorporation.net/). Las B-Corps son empresas con fines de lucro pero que a la vez asumen un alto compromiso social.

Hoy las industrias exponenciales más desarrolladas probablemente sean la de la información, la de las comunicaciones y la de la biología. Pero sin embargo nacen nuevos nichos todo el tiempo, por ejemplo la conjunción el diseño industrial y el concepto de personalización de la mano de la corriente DIY (Do It Yourself),  que promueven el impacto global partiendo de la innovación local.

Particularmente, Argentina, a pesar del espíritu innovador y la alta calidad profesional, no se ha movido mucho más allá de la tecnología de la información, centrándose sobre todo en el software. Sin embargo, el concepto de negocio exponencial abre una ventana de oportunidad interesante para generar nuevos desarrollos de alto impacto mundial que no deberíamos dejar pasar, explotarlo está en nosotros.

Personalmente, este concepto es la idea rectora de los emprendimientos que estoy encarando. Parte fundamental del éxito, creo, es rodearse de personas que realmente crean en los proyectos y compartan estos principios como manera de generar valor.



Alejandro Repetto
@ajmrepetto