Crowdfunding: El poder de las masas
Todos los que alguna vez emprendimos sabemos que uno de los
punto críticos es el financiamiento. La paradoja de la economía es que para
poder desarrollar una idea brillante se necesita dinero, pero las fuentes convencionales
de financiamiento (bancos, gobiernos, etc.) no lo proveen a menos que muestres tu
idea es brillante. Algo así como el “El huevo o la gallina?” de las finanzas.
La pesadilla del emprendedor es poder demostrar que su idea es buena sin tener
la suficiente espalda como para desarrollarla.
Este problema, por suerte, de a poco está desapareciendo.
Las usinas de emprendedores se están deshaciendo de las fuentes de
financiamiento convencionales, como ser bancos, inversores ángeles o capitales
de riesgo (venture capitals), para comenzar a financiarse a través del
denominado crowdfunding, o
financiamiento masivo, para tratar de inventar un término en castellano.
Este tipo de financiamiento tiene mucho que ver con la
psicología asociada a las redes sociales y comunidades virtuales, por lo que
responde a un comportamiento exponencial. Básicamente, consiste en un grupo de
personas con intereses comunes se juntan y deciden financiar proyectos,
productos, eventos, que creen que pueden prosperar. Dos buenos ejemplos de crowdfunding son http://www.kickstarter.com y http://www.kiva.org.
El primero tiene fines netamente comerciales y el segundo fines sociales.
Kickstarter es una página web donde emprendedores presentan
su proyecto/producto y lo venden inclusive antes de tener siquiera un prototipo
funcional. Uno de los proyectos más renombrado en los últimos tiempos es
Pebbels, una pequeña empresa que comenzó a fabricar relojes con pantallas de
papel electrónico. Lo destacable de su campaña en Kickstarter, es que en las
primeras 28hs. de publicado, su producto recaudó más de un millón de dólares, y
cerró su campaña recaudando más de 10 millones. Todo esto en preórdenes. O sea,
en personas que compraban relojes que todavía no estaban producidos, confiando
en que la gente de Pebbels los iba a terminar y enviar en los próximos meses,
tal como decía el contrato. Lo destacable de Kickstarter es que, para ser
correctos, no financia emprendedores en el sentido convencional. Las personas
no deben devolver el dinero, sino entregar el producto. Para ser claros, es
como un Mercado Libre pero vendiendo cosas que todavía no se han fabricado.
Por otro lado, y creo yo el más interesante, Kiva es una
organización sin fines de lucro que conecta emprendedores en países pobres con
financistas. En este caso el emprendedor sí debe devolver el dinero. Pero, a
diferencia de los bancos, las tasas son bajas o nulas, según el proyecto, los
proyectos deben ser sociales y los prestamistas que lo financian pueden prestar
hasta un mínimo de 25 dólares. Lo curioso es que es una red que se basa en la
confianza, no existen contratos intermedios, y así logró desde su nacimiento en
2005, que 800.000 personas presten más de 330 millones de dólares con una
efectividad de repago de del 99%. Muy lejano al mejor de los bancos, que con
suerte llegan al 85%.
Intercontinental Ballistic Microfinance from Kiva on Vimeo.
Estos dos ejemplos muestran dos facetas más que interesantes
marcando el rumbo de nuestra sociedad. Por un lado, pone de manifiesto el poder
de las masas. La tecnología enfrenta de alguna manera a la burocracia
financiera y estatal dándole poder a los individuos para organizarse. Por el
otro, esta organización, contrariamente a lo que muchos suponían, lleva al
liberalismo como bandera, donde cada individuo puede progresar por sí mismo,
vendiendo su producto masivamente, sin necesidad de control, contratos y
protección del estado.
Alejandro Repetto
@ajmrepetto