Todos coinciden en que el origen de la mayoría de
los problemas es la educación. La educación, a su vez, se enfrenta a varios
inconvenientes: presupuesto, distribución geográfica, nivelación, entre otros. El
mayor de los problemas, a mi juicio, es la imposibilidad de acceso equitativo.
Pensemos en escuelas rurales, con 40 o 50 chicos de todas
las edades, distribuidos en un par de aulas, con un solo maestro. Es claro que
esos chicos no tienen la misma posibilidad de aprender que en la ciudad donde
están, aunque sea, divididos en cursos por edades. Los maestros rurales hacen
lo mejor que pueden, sin embargo están lejos de darle la misma posibilidad
educativa y, por lo tanto, de progreso que a los chicos de escuelas en centros
urbanos. Vayamos un poco más allá. Inclusive pensando en escuelas
bien formadas, divididas en cursos como los que conocemos en las ciudades, ¿quién
valida que el trabajo de los maestros sea el correcto o que todos los chicos
tengan el mismo programa?
Está en boga el término “democratizar”. Bien, propongo
democratizar la educación. Suena utópico, pero hoy la tecnología se pone a
nuestro servicio y es totalmente factible con bajo presupuesto. Se necesita
sólo una computadora por alumno y una conexión a Internet. En lo primero están
trabajando los gobiernos a todos los niveles - desde el nacional los municipales -,
lo segundo se soluciona con bajo presupuesto, a través de enlaces satelitales en lugares remotos o por cable si llega. Una vez desplegada la infraestructura hay que aplicar el
verdadero cambio: aulas virtuales. Las aulas virtuales podrían generar cursos
por edades, capacidades, intereses, especialidades, o cualquier otra división conveniente, para todos los chicos
del país.
Un aula virtual podría estar integrada por cinco chicos del Chaco,
cuatro de Salta, seis de Tierra del Fuego y dos de Buenos Aires, todos
conectados con su maestro que puede estar físicamente en cualquier otro lado
del país (o del mundo). El rol de los actuales maestros rurales sería de apoyo,
contención y disciplina, que es básicamente en lo que dedican la mayor parte de
su tiempo.
Este sistema presenta varias ventajas. La obvia es el
acceso, pero se pueden nombrar otras como el control, asegurándonos que no se
desvíen los contenidos programáticos inculcando temáticas que no corresponden al
ámbito educativo (e.g. la Campora en las escuelas); la especialización, pensando
en un segundo paso donde cada chico tendrá su aula virtual no sólo en virtud de
su edad y estado madurativo, sino también en virtud a sus potencialidades y
gustos; la universalidad, pensando en un futuro con escuelas de este estilo a
nivel mundial, como ya se puede ver en algunos institutos prestigiosos que
están abriéndose a los MOOC (Massive Online Open Course – Cursos masivos
abiertos online).
En resumen, el principio es muy simple: una computadora, una
conexión a la Internet, y un cambio de mentalidad respecto a la educación. Esto
podría presentar un impacto enorme en la próxima generación. Todos tendrían el
mismo poder de acceso a la educación, abriendo un abanico de posibilidades
mucho mayor al actual. La inversión es marginal y el beneficio incalculable.
¿Algún gobierno estará dispuesto a educar a las nuevas generaciones así?
Alejandro Repetto
@ajmrepetto